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De las ciudades dice Herodoto que se adjudicó el prez á la de Egina; y á Temístocles, aunque de mala gana por la envidia, se lo concedieron todos: pues sucedió que retirados al Istmo, yendo á dar su voto los Generales desde el ara, cada uno se dió á sí mismo el primer lugar en cuanta á valor, y el segundo á Temístocles. Lleváronsele los Lacedemonios á Esparta, y á Euribiades dieron el prez de valor, y á aquél el de sabiduría, que fué una corona de olivo; regaláronle además de los carros de la ciudad el mejor, y enviaron trescientos jóvenes que le acompañasen hasta la frontera. Dícese que en las primeras fiestas olímpicas que vinieron, presentándose Temístocles delante del circo, olvidados todos los espectadores de los contendientes, todo el dia se lo estuvieron mirando, y mostrándolo á los extranjeros con grande admiracion y algazara; de manera que con el regocijo prorumpió en la expresion de que ya habia cogido el fruto de cuanto por la Grecia habia trabajado.
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