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Cuando estaba el combate en este punto, dicen que de la parte de Eleusis resplandeció una gran llama, y que un eco y una voz se escuchó por todo el territorio Triasio hasta el mar como de muchos hombres que de consuno clamasen el místico Iaco
; y de entre la muchedumbre que gritaba, pareció que al cabo de poco se levantó de la tierra una nube que baja y rastreramente se dirigió hácia las galeras. A otros les pareció que veian fantasmas ó imágenes de hombres armados, que de la parte de Egina levantaban las manos delante de las galeras de los Griegos; y de esto quisieron conjeturar que eran los Eacidas, cuyo auxilio habian implorado ántes del encuentro. El primera que apresó una nave fué Licomedes, ciudadano de Atenas, capitan de galera, el cual, tomando la insignia, la consagró á Apolo laureado. Los demas igualando en el número á los bárbaros, como que en la angostura no podían presentarse sino en destacamentos, y esto chocando unos con otros, los batieron y obligaron á retirarse, habiendo sostenido el combate hasta el anochecer, y alcanzaron aquella tan gloriosa y celebrada victoria, la más ilustre y brillante accion de mar que, segun expresion de Simónides, se obró nunca ni por los Griegos ni por los bárbaros, debida al valor y pronta voluntad de todos los combatientes, y al talento y sagacidad de Temístocles.
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