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En la parte militar gozaba de gran concepto, principalmente por la segundad de las empresas; no entrando voluntariamente en combate dudoso y de peligro, ni siguiendo las huellas y ejemplos de aquellos caudillos á quienes del arrojo les habia resultado una brillante fortuna y el ser admirados corno grandes capitanes; ántes continuamente estaba diciendo á sus ciudadanos que en cuanto de él dependiese serian siempre inmortales. Viendo que Tolmidas, el de Tolmeo, por la buena suerte que ántes habia tenido por la fama que gozaba de excelente militar, se preparaba muy fuera de toda oportunidad á invadir la Beocia, habiendo acalorado á los más alentados y belicosos de los jóvenes á que militasen á sus órdenes, que en todos serian unos mil sin las demas fuerzas, procuró contenerle y disuadirlo en la junta pública, pronunciando aquel memorable dicho: «Si no crees á Pericles, el modo de que no yerres es que esperes al consejero más sabio, que es el tiempo.» Entónces esta sentencia no hizo más que una ligera impresion; pero cuando al cabo de pocos dias llegó la noticia de que el mismo Tolmidas habia muerto, vencido en batalla junto á Coronea, y que habian muerto tambien muchos de aquella excelente juventud, concilió este suceso mucha opinion y benevolencia á Pericles, como á hombre prudente y amante de sus conciudadanos.
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