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Quebrantados así los Aqueos, Arato, acostumbrado á ser siempre general un año sin otro, renunció y se excusó de esta carga, no obstante que le instaron y rogaron: cosa no bien hecha, en tan gran tormenta de los negocios públicos poner en otras manos el timon y abandonar el mando. Por lo que hace á Cleomenes, al principio pareció que tenía bastante consideracion á los embajadores de los Aqueos; pero enviando otros por su parte, propuso que habia de dársele la primacía, y que en lo demas no altercaria con ellos, y áun les restituiría el territorio ocupado y los cautivos. Convinieron los Aqueos en hacer la paz áun con estas condiciones, y propusieron á Cleomenes que pasara á Lerna, donde habian de celebrar junta; pero sucedió que habiendo hecho Cleomenes una marcha rápida, y bebido agua á deshora, arrojó cantidad de sangre, y perdió enteramente la voz; por lo cual envió á los Aqueos los más principales de los cautivos, y suspendiendo la junta se retiró á Esparta.
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