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Habiendo tratado lo concerniente á la ira, pasemos á sus remedios. En mi opinion, son de dos clases: unos para no caer en ella, otros para preservarnos de sus faltas. Así como en la medicina del cuerpo hay remedios para conservar la salud y otros para restablecerla, así también no son iguales los medios para repeler la ira y para triunfar de ella. Algunos preceptos abrazarán la vida entera, y se dividirán entre la educación y las edades sucesivas. La educación exige especial cuidado, y sus frutos se recogen en lo porvenir; porque es cosa fácil amoldar los espíritus tiernos aún, y difícil extirpar los vicios que han crecido con nosotros. La naturaleza de los espíritus vehementes es harto ocasionada á la ira; porque así como hay cuatro elementos, fuego, agua, aire y tierra, existen cuatro potencias correspondientes, frio, calor, humedad y sequía. De la mezcla de los elementos resulta la variedad de parajes, animales, cuerpos y costumbres, arrastrando á los espíritus diferentes inclinaciones, según la fuerza del elemento que en él domina. Por esta razón decimos que tales regiones son húmedas ó secas, frías ó cálidas. Las mismas diferencias se encuentran entre los animales y entre los hombres.
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