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Sin causa alguna se quejan los hombres de que su naturaleza es flaca y de corta duracion, y que se gobierna más por la suerte que por su virtud. Porque, si bien se mira, se hallará, por el contrario, que no hay en el mundo cosa mayor ni más excelente, y que no la falta vigor ni tiempo, sí solo aplicacion é industria. Es, pues, la guia y el gobierno entero de nuestra vida el ánimo; el cual, si se encamina á la gloria por el sendero de la virtud, harto eficaz, ilustre y poderoso es por sí mismo; ni necesita de la fortuna; la cual no puede dar ni quitar á nadie bondad, industria, ni otras virtudes. Pero si, esclavo de sus pasiones, se abandona á la ociosidad y á los deleites perniciosos, á poco que se engolfa en ellos, y por su entorpecimiento, se reconoce ya sin fuerzas, sin tiempo y sin facultades para nada: se acusa de flaca á la naturaleza; y atribuyen los hombres á sus negocios y ocupaciones la culpa que ellos tienen. Y á la verdad, si tanto esmero pusiesen en las cosas útiles, como ponen en procurar las que no les tocan ni pueden serles de provecho, y áun aquellas que les son muy perjudiciales, no serían ellos los gobernados, sino ántes bien gobernarían los humanos acaecimientos, y llegarían á tal punto de grandeza, que en vez de mortales que son, se harian inmortales por su fama.
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