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Partiendo del puerto de Embaton, arribaron a la isla de Mioneso, que pertenece a Teos, donde Alcidas mandó matar muchos prisioneros de los que cogió en aquella navegación, por cuya causa, cuando llegó a Efeso, acudieron a él los embajadores de los de Aneas, que están en la isla de Samos, y le dijeron que no era conservar la libertad de Grecia, como él decía, matar a los que ni eran enemigos ni habían tomado las armas contra ellos, sino aliados de los Atenienses por necesidad, y que, si perseveraba en hacer esto, muy pocos de los confederados de los Atenienses pasarían al bando de los Peloponenses, antes por el contrario, muchos de aquellos que les eran amigos se convertirían en enemigos. Convencido Alcidas por estas razones, soltó a muchos de los prisioneros que tenían aún en su poder naturales de Quíos y de otros lugares, los cuales había cogido sin ninguna dificultad ni resistencia porque, al ver sus naves, no huían, antes se paraban delante, creyendo fuesen Atenienses y no pensando que, dueños éstos del mar, los barcos de los Peloponesiios se atreverían a ir a Jonia.
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