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Al principio del verano siguiente, los Peloponesios, después de enviar a Alcidas, su general de la mar, con cuarenta barcos a socorrer a los Mitileneos, ellos y sus confederados entraron de nuevo en tierra de Atica, a fin de que los Atenienses, viendo sus acometidas y que los apretaban por dos partes, tuviesen menos medios de enviar ayuda por mar al cerco de Mitelene. De aquel ejército era caudillo Cleómenes en nombre y como tutor de Pausanias, hijo de Plistonacte, su hermano menor de edad, el que a la sazón era rey de los Lacedemonios. Y en esta entrada gastaron y destruyeron los frutos que habían crecido en las tierras que talaron los años anteriores. Además, asolaron todos los lugares, donde nunca habían tocado. Fue aquella entrada más dañosa a los Atenienses que ninguna otra de las pasadas, excepto la segunda, porque los enemigos, esperando cada día nuevas de que su armada hubiese hecho gran daño en la isla de Lesbos, donde suponían habría llegado, talaban y robaban todo cuanto veían delante. Mas cuando entendieron que su empresa de Lesbos no tuvo el resultado que esperaban, careciendo también de víveres, volvió cada cual a su tierra.
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