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Al fin de aquel invierno, los Lacedemonios enviaron a Saleto en una nave a Mitilene. Saltó en tierra en el puerto de Pirra, fue a pie hasta cerca del campo, entró secretamente en la ciudad de noche, por un arroyo que pasaba a través del fuerte de los enemigos, del cual iba avisado, y dijo a los gobernadores y a las personas más principales que iba para noticiarles que los Lacedemonios y sus confederados habían determinado entrar en breve en tierra de Atenas, y enviarles cuarenta barcos de socorro, y para proveer entretanto juntamente con ellos lo que fuese necesario en la ciudad. Oido por los Mitileneos este mensaje, desistieron de hacer ningunos conciertos con los Atenienses, y en esto se pasó el cuarto año de esta guerra.
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