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Entretanto, los primeros que subieron a los muros ganaron las dos torres y mataron a todos los que hallaron dentro y las guardaban, a fin de que ningún enemigo pudiese llegar allí. Después, hicieron subir a los otros, y con venablos y piedras lanzaron del muro por abajo y por arriba a los que iban a socorrer las guardias. Con esto los que no habían aun subido tuvieron espacio para poner más escalas y los que habían ganado las torres derrocaron las almenas por dentro, para que sus compañeros pudiesen mejor subir. Cuando todos estuvieron sobre el muro, tiraban piedras y otros tiros a los enemigos que acudían a socorrer a los suyos. Todos los que habían de pelear pudieron subir, aunque los postreros con más trabajo. Después, descendieron por una de las torres y llegaron al foso de fuera, donde hallaron enfrente a los trescientos hombres de los contrarios, que tenían encargo de socorrer las guardias y que eran los que habían hecho las hogueras, los cuales podían ser bien vistos, aunque ellos no veían a los contrarios que se acercaban. Por esta causa, los que estaban dentro los rechazaron, hirieron a muchos de ellos y pasaron adelante todo el foso, aunque con dificultad grande, porque el agua estaba medio helada, de manera que había grandes pedazos de hielo, y no los podía el agua sostener a causa del viento solano del Mediodía que la había deshelado, y también porque llovía y con la lluvia había crecido el agua tanto, que les llegaba a la cintura.
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