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Comenzada la batalla en este orden y cuando todos vinieron a las manos, viendo los cuatrocientos que estaban en emboscada que los Peloponesios de la izquierda cercaban y trabajaban por encerrar a los Atenienses, dieron sobre ellos por la espalda, de tal manera que sus enemigos no pudieron sostener el ímpetu de los contrarios, siendo desbaratados. Al ponerse en huida, mostraron el camino a la mayor parte de sus compañeros del ala derecha para que huyesen también, pues, al ver aquellos al escuadrón que guiaba Euríloco, que era el más fuerte, desbaratado, perdieron ánimo para defenderse, y los Mesenios que iban con Demóstenes procuraron fatigar a sus enemigos. No por esto los Ampraciotas, que estaban a la derecha de los Peloponesios, se mostraron menos animosos, sino que vencieron a los contrarios, los hicieron huir y fueron a su alcance hasta Argos. Estos Ampraciotas son en verdad muy valientes y más belicosos que todos sus vecinos. Al volver de la persecución, viendo a casi todos sus compañeros desbaratados y vencidos, y que los enemigos iban contra ellos, se retiraron con gran pérdida, y no sin trabajo se salvaron dentro de Olpas. Muchos fueron muertos al retirarse por ir dispersos, excepto los Mantineos, que lo hicieron en orden. Duró la batalla hasta la noche, que separó a los contendientes.
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