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Al principio del estío, cuando las mieses ya granadas están en sazón de ser segadas, los Peloponesios entraron de nuevo en tierra de Atica llevando por su capitán a Arquidamo, rey de los Lacedemonios, talándola y arrasándola. Había algunas escaramuzas, según costumbre, entre la caballería ateniense y los soldados de a pie de los enemigos, armados a la ligera, que recorrían la comarca, porque los de a caballo salían contra ellos para defender los lugares cercanos a la ciudad. Estuvieron los Peloponesios en Atica mientras les duraron los víveres, y después volvieron a su ciudad.
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